martes, 14 de abril de 2009

LACRIMA LUI OVIDIU


Cartel de una tienda de informática de Alcúdia.

Campaña promovida por el Gobierno de Rumanía.

Dj. Syto.



En casa, bebiendo vino Lacrima lui Ovidiu que me han regalado (gracias), escuchando la canción de Dj. Syto Me cago en esos putos rumanos, mirando la página de Hola soy rumano.es...

Tratando de llegar a la conclusión de que lleva a un castellonense a versionar xenófobamente la canción de Franco Battiato (Voglio vederti danzare)...
Un día de finales de los ochenta fui al Corte Inglés de Plaza Cataluña y me compré Mi lucha de Adolfo Hitler. Tendría yo unos doce años y a mí me pareció normal comprar el libro y la dependienta del Corte Inglés tampoco se extrañó.

Ésa era la España en la que vivíamos a finales de los ochenta: Un niño al que le faltaban seis años para la mayoría de edad podía comprar la Biblia de la xenofobia ...¡en el Corte Inglés! Parece ser que en nuestro estado se producía toda la propaganda xenófoba (en múltiples idiomas) que posteriormente inundaba toda Europa.

Mi recuerdo de la España de los ochenta es el de una sociedad con un sentimiento de inferioridad enorme. Es la visión de un niño de una familia trabajadora de la periferia de Barcelona. Muy lejos de la España de la Movida que pasó a la historia.

Años después España cambió mucho de golpe, el dinero empezó a entrar a cascoporro. Empezó a existir un orgullo español que todavía dura pero que va a menos. Nos empezamos a dar cuenta de que tenemos pies de barro.

En 1996 la librería xenófoba Europa de Pedro Varela (situada en la calle Séneca, número 12) fue intervenida por la fiscalía de Cataluña. Llegaron a proponer cambiar el nombre de la calle por el de Ana Frank, pasando por encima del cadáver de Séneca. Recuerdo que le requisaron libros antisemitas de Quevedo y Baroja, por ejemplo. Pero siete años antes yo había comprado un ejemplar de Mi lucha en el C. I. y la fiscalía no se atrevió con el C. I.

Lo más fácil es cerrar librerías y creer que así se soluciona el problema. Lo más difícil educar y enseñar para llevar al individuo a la reflexión que es lo que no se ha hecho.

Quizá estas bases de los ochenta (libre uso de la propanganda fascista) y noventa (mucho dinero) colaboraron a crear la joven sociedad asquerosamente racista y falsa en la que vivimos. No voy más atrás porque sería demasiado arriesgado.

A mí me da mucho asco la sociedad suiza que mira por encima del hombro a toda Europa pero me pasa algo parecido con la sociedad española. El español medio (conocido popularmente como "un garrulo") se siente superior, de entrada, al brasileño o rumano, no digamos nada de cuando el español se compara con el boliviano o ecuatoriano (conocidos en España como "panchitos").

Un porcentaje mínimo de españoles es delincuente, estamos de acuerdo. Todos sabemos que hay rumanas que te tratan de robar en el metro o piden con el sistema de dar pena, pero es un porcentaje ínfimo de los 700 mil que están en España. ¿Tan difícil es hacer esta reflexión? Parece que sí.

1 comentario:

Gran iluminatis dijo...

Espanya pais tercermundista.