jueves, 26 de marzo de 2009

BLACK VELVET



Gin Tonic de Javier Cejas

A un panal de rica miel...


Fabrizio de André (1940-1999).


Bolonia, Florencia, Prato, Pistoia.




Casi todo el mundo sabe que la vida es mejor después de un cigarrillo y una copa y peor tras quince cigarrillos y ocho copas. Saberlo no significa nada más que eso...
Me han regalado un libro muy bonito. Gin Tonic de Javier Cejas (1969). Historia de cocktails, dibujos...Tiro por lo fácil: Black velvet (3/4 de cerveza negra, 1/4 de cava).
Pincho Bocca di Rosa de Fabrizio de André ¡Qué tiempos!
Mientras bebo, recuerdo que la Diosa Fortuna quiso que ¡al fin! pudiera pisar la Emilia-Romaña. En esta región todo el mundo tiene la extraña costumbre de hablar con la nariz. Pasear por su capital Bolonia (ciudad libre de turistas) y pensar, por desgracia, algo que piensas que nunca pensarás: Si tuviera diez años menos podría venirme a vivir a Bolonia, lavar platos y ser feliz...Si, si, si...
Todo el mundo habla del Plan Bolonia, pocos serán los que saben de que va, desde luego yo no. Legendarias las colinas de Bolonia, lástima que no sepa ni llevar una vespa, sería lo suyo. Bolonia siempre me fue simpática: le llaman la ciudad roja porque cuando ves sus calles todas están como pintadas de un marrón rojizo y porque es un feudo comunista tradicional. Fue la ciudad que resistió mejor la embestida del fascismo. Ahora me acuerdo de Achile Occhetto, histórico porque fue el último secretario del PCI. El PCI desapareció en 1991.
Tomo un tren que me lleva a Florencia (¡Ya estoy en la Toscana!). La asquerosamente turística Florencia. ¿Qué mierda de síndrome de Stendhal? Mi corazón se acelera, pero se acelera de mala leche. Los americanos adolescentes y los americanos gordos afean la ciudad, gritan, la destruyen. Yo le llamaría síndrome del ciutadà emprenyat (se lo robo a Enric Juliana). Una cosa es afear Barcelona (que tampoco es para tanto) y otra Florencia. Me cago en la puta madre que parió al turismo masivo.Tomo un tren que me lleva a Pistoia (pasando por Prato donde hicieron tus zapatos) y allí ya se puede respirar. Me encuentro con un amigo (después de siete años) que me lleva a su casa en las montañas. Ahora resulta que está obsesionado con las abejas, su reproducción, su vida. "La vida de las abejas es propia de una sociedad comunista y la reina es como Stalin". A veces, mi amigo mete dos reinas durante un tiempo en un panal "Stalin y Trotsky", dice. Hasta que una vence. Imagino a una abejilla clavándole un piolet a una reina. Pero parece que cuando la reina no funciona, las otras abejas la asfixian y la expulsan. "Hay que estar atento y poner una nueva".


Por la noche típica cena toscana con sus amigos. Para empezar queso, salami y mozzarella rebozada. Después un plato de spaghetti, un plato de gnocchi y un tercer plato de pasta que no identifico. Le sigue la carne con patatas fritas. Fresas con helado de vainilla, café y limoncello. Casi muero.
Reflexión apresurada: Italia está más anticuada y es más machista que España, pero mantiene mucho más su esencia y tradiciones. En España nos hemos hecho modernos en veinticinco años y no nos hemos cortado un pelo en destruir lo que eramos.

1 comentario:

Antonia Reyes dijo...

Ei! Algunos intuímos qué NO es el Plan de Bolonia este del que se habla tanto, lo intuimos pinsado las clases del famoso edificio histórico donde se encuentra el rectorado y con algún que otro año más encima de la espalda, juuuaaass. En fin...
El Black Velvet sí que lo hemos tomado en casa y a mí me encanta!

muak!