sábado, 11 de julio de 2009

KATXIS


El mítico café Iruña de Hemingway.

En esta parte del Ayuntamiento murió el mozo.

Aquí empieza Estafeta, lado izquierdo, se ostian muchos toros.

Punto en Santo Domingo donde inicié mi recorrido.


Desde el día 7 me tomé varios katxis de cerveza y kalimotxo (vaso de 750 ml., cachi un litro), pero la noche del 9 ni uno. El día 10 participé por primera vez en un encierro de los Sanfermines (una ilusión desde que era niño). Crisis personal más crisis mundial es un buen momento. Una cosa es participar y otra es correr el encierro. Digo participé porque me limité a correr desde casi el final de Santo Domingo hasta la mitad del ayuntamiento. Si bien es cierto que los esperé, corrí unos pocos metros y me aparté como pude. Mi idea era tratar de acercarme pero a la hora de la verdad el miedo a los toros, a su velocidad y a la cantidad de gente que te deja sin espacio me vencieron. Al menos averigüé quien soy: un tipo relativamente temerario pero cobarde a la vez. Si otra vez pruebo lo haré en la parte derecha de Estafeta, donde llegan más lentos.
El día 8 fui a ver el encierro desde la Plaza (5 euros), llegaba gente incluso antes de que tiraran el cohete, es obvio que no quería ser de ésos. El día 9 fui a los corrales del Gas a ver los toros (3 euros). La verdad es que parados y detrás de un cristal maravillan pero no impresionan.
Me levanté a las 6:30 y a las 7:10 entré al recorrido por la plaza del ayuntamiento. Me desplacé unos metros hasta la parte alta de Santo Domingo desde donde hay gran visibilidad. Y me dediqué a hacer estiramientos y a esperar. Los auténticos corredores se saludaban entre ellos y alguno me miraba a mí y a otros participantes con recelo. Es lógico. Uno o dos minutos antes de que sonara el primer cohete una gran masa salió corriendo (imagino que también fueron silbados en la plaza). Cuando sonó el primer cohete nos dedicamos a esperar unos segundos. El corazón se dispara. Segundos después sonó el segundo que confirmaba que todos los toros se encontraban en el recorrido. Hasta que efectivamente como tenía previsto ves que la masa se va abriendo y todo el mundo arranca a correr (en teoría sin cruzarse). Los toros no los ves hasta que no los tienes encima, ¡qué cosa increíble! No ves nada, sólo oí las palabras "ostias" y segundos después "cuidado, cuidado". La masa de gente que nos quedamos en el ayuntamiento no eramos conscientes de que un chaval había sido corneado mortalmente cerca de nosotros. Me trasladé a desayunar café con leche y cruasán al café Iruña para ver la repetición del encierro.
El extraño día 10 de julio de 2009 terminó tomando cervezas con amigos en el Raval de Barcelona y en una pequeña pelea con tres filipinos. Por suerte sólo me llevé un golpe en el pómulo. Increíble (o probablemente no): En un mismo día salí indemne de los toros de Jandilla en Pamplona, para terminar agredido en las calles de Barcelona. Consejo: Haced lo que tengáis que hacer porque el hombre de la guadaña vendrá igual. Saludos.

2 comentarios:

Gran iluminatis dijo...

Valiente es mi primo, en definitiva entiendo que son más peligrosos los Filipinos que los Toros, a mi me dan miedo los dos.

jordi dijo...

Yo estuve un año en los san fermines. Pero no vi ni participe en ningun encierro. De lo borracho que terminaba por la noche, no me despertaba hasta el mediodia. En fin. Un abrazo.